domingo, 11 de julio de 2010

Entonces los tamales asesinos se llevaron al pueblo

y violaron a las mujeres, esclavizaron a los niños y criaron tamalitos bebés en el sitio.

En realidad no es la mejor forma de comenzar una historia, tengo este sitio en la tumba y toda la red social que se hizó alrededor de él se desvanecio porque entre todos la dejaron caer. Escribiré cuando quiera y pueda. He vuelto a este lugar lapidado por los antes mencionados tamales asesinos convertida en una casi-mayor-de edad sin certificado de preparatoria con una gran responsabilidad que, bueno, ejem, ''un gran poder implica una gran responsabilidad'' dijo el señor Stan Lee. Pero no estoy usando un traje de lycra ni la ropa interior de fuera y mi aspecto no es presumiblemente homosexual.

Lo del certificado no se hizó porque el papeleo que debía entregar no tiene los sellitos correspondientes y sigue atascado en mi folder rojo. Ah, y porque la señora que los iba a recibir obtiene placer (no se si sexual, su risa era extraña) de ver alumnos morosos sin sus papeles.

Por lo demás, se puede decir que "todo sigue igual". Incluyendo las comillas.

Si la historia comenzó con tamales hay que poner un final afín.

Cuando, de repente, llegó el tamalero sin lavarse las manos, tomó a sus maléficas creaciones y las vendió al mejor postor. Fin.

AriCat.

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